Me perdono
¿Cómo no salvarme de mí?
Si en mí me acojo,
en mí me siento
cuando todo
se tambalea en el tiempo.
¿Cómo no apreciar lo caminado?
Si en cada paso dado,
cada error cometido
hay aprendizaje nuevo
que ceder al presente mismo.
¿Cómo no escuchar
la tierra vibrar,
cómo no comprenderme
íntegro en el universo?
Si en el suelo que piso
laten las raíces
que me mantienen
en movimiento.
¿Cómo no perdonar a las demás?
¿Quién soy yo para juzgar?
Cada cual en su trinchera
responde a los reflejos propios
en la realidad de cualquiera.
¿Cómo no agradecerme?
Me merezco tanto como siempre,
con la diferencia
de que estoy dispuesto
a mirarme a los ojos de frente
y decirme honestamente:
Cómo no amarme
si con mi mirada
quiero cambiar el mundo.
Me perdono.