top of page

Inhabitable habitáculo

Mi rostro se esparce

por las paredes de esta agonía.

La sangre reseca no palpita

en la sombra de un techo

que me empuja a no reconocerme.


Mi rostro se esparce,

y aunque busco focalizarlo,

mis espejos se empeñan

en hacer desaparecer

nariz, ojeras, sonrisa...

Y mi mirada se vuelve extranjera

en este mundo sádico.


Esparcido mi rostro queda,

en las grietas de la sangre,

vereda de mis cicatrices,

identidad perdida en escenario

marcado por el hambre

de sentirnos humanos.


Pero, a pesar de todo, hay algo

que me resulta familiar;

acaricio mis mejillas,

como buscando un recuerdo,

pero no es nada nuevo, nada.


Sólo más pared donde derramarnos.

4 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

En el abismo de los locos, tan solo nos detenemos para reírnos del tiempo.

Civilizada la naturaleza, resultó oprimida la humana existencia que quedaba en nuestras raíces.

bottom of page