Nada
Inocentes, sedientos,
servidores de lo incorrecto,
hambrientos de nuestros sueños,
vendidos por materia,
expandiendo el ansia por lo infinito.
Hasta que nuestro reflejo se convierta
en el cosmos que nos alimenta:
Nada.
Ancla atada a la vida.
Vida anclada a mis pasos.
Pasos vividos a los vientos.
Vientos anudados a nada.
Yo, nada.