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VUELO HACIA
EL TEMPLO
Tras la destrucción se abre una grieta en la ceniza donde desplegar el vuelo, un espacio adentro donde podemos vernos siendo el reflejo de lo que creemos. Desde este lugar contemplo el equilibrio: el vértigo de tornar en alas las heridas y la paz de imaginarnos haciendo de las ruinas vida. El cuerpo como templo, la intuición como camino recto. Habitar lo propio, abrazar lo ajeno y desterrar lo impuesto.
La lechuza como imagen de la trascendencia y la introspección. Puente entre el mundo de los vivos y los muertos, entre la ausencia y la presencia. Vuelo nocturno que al cerrar los ojos nos acerca a la profundidad de nuestro mundo interno.

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